jueves, 18 de octubre de 2012

Un Domingo de Ramos en Sevilla.


Hoy es el día D en el corazón de Sevilla. Hoy es el día donde todo empieza, o más bien, donde todo empieza a terminar. Nada es comparable a cuanto acontece en una jornada como la del Domingo de Ramos. No hay lugar para la calma o la tranquilidad. Sevilla, en Domingo de Ramos, no entiende mas que de bullas, multitudes a la espera de un paso en una determinada esquina. Hoy no es que pueda ser un gran día, como cantaba Serrat: lo es.
Si no puede esperar a que avance la jornada, su lugar está en el Porvenir. La Hermandad de La Paz es la primera en poner sus pasos en la calle, y aunque tanto la salida como el discurrir por el vecino Parque de María Luisa es un auténtico hervidero de gente, tenga por seguro que merece la pena. Si prefiere mayor recogimiento, espere a que la noche la traiga de vuelta. La Borriquita, el paso de los niños, sale también con el sol en todo lo alto, y conseguir llegar hasta la Plaza del Salvador es tarea casi imposible. Aunque se corto recorrido no facilita un lugar cómodo para contemplar el cortejo, puede aprovechar la salida de la Catedral para encontrarse con ella. Casi el mismo consejo vale para los mayores del Amor, aunque la entrada, ya tardía, es igualmente bella y bastante más intimista. Anote La Cena por Gerona y Dª María Coronel, o bajo las Setas de la Encarnación, pero habrá tanto publico que quizás no tenga más remedio que aguardar al regreso por la plaza del Cristo de Burgos, aunque también, a esas primeras horas de la noche, el camino de vuelta por el Arenal de Jesús Despojado resulta una opción a tener bien presente.
San Roque también guarda los mejores escenarios para la noche. La gente empieza a alejarse del centro justo a la hora en la que esta hermandad deja atrás la Alfalfa y se introduce en una laberinto de calles estrechas –Odreros, Boteros Caballerizas- que parecen hechas a su medida. Pero si prefiere verla bajo la luz de la tarde, debe aprovechar la amplitud de la calle Recaredo y la Puerta Osario a la salida.
La Estrella  levanta el telón en Triana. A pesar de la anchura de San Jacinto, el Altozano y el puente, es tanta la gente que se concentra allí a esperarla que quizás, si su tiempo lo permite, la noche se convierta en su perfecto aliado. A esas horas La Hiniesta se mete en uno de los recorridos más bellos de los que pueda hablarse. Desde San Pedro a San Marcos, y de ahí hasta su templo, es una cita que debe convertir en ineludible. Si prefiere el sol de la tarde como marco idóneo para acompañarla, vaya hasta el Pumarejo o la Alameda. Y dejamos para el final la entrada de la Amargura, y, si se atreve, adelante su encuentro un poco antes para verse con ella en Santa Ángela de la Cruz.
Y así señores, se vive un Domingo de Ramos aquí, en SEVILLA.

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