Hoy es
el día D en el corazón de Sevilla. Hoy es el día donde todo empieza, o más
bien, donde todo empieza a terminar. Nada es comparable a cuanto acontece en una
jornada como la del Domingo de Ramos. No hay lugar para la calma o la
tranquilidad. Sevilla, en Domingo de Ramos, no entiende mas que de bullas,
multitudes a la espera de un paso en una determinada esquina. Hoy no es que
pueda ser un gran día, como cantaba Serrat: lo es.
Si no
puede esperar a que avance la jornada, su lugar está en el Porvenir. La
Hermandad de La Paz es la primera en
poner sus pasos en la calle, y aunque tanto la salida como el discurrir por el
vecino Parque de María Luisa es un auténtico hervidero de gente, tenga por
seguro que merece la pena. Si prefiere mayor recogimiento, espere a que la
noche la traiga de vuelta. La Borriquita,
el paso de los niños, sale también con el sol en todo lo alto, y conseguir
llegar hasta la Plaza del Salvador es tarea casi imposible. Aunque se corto
recorrido no facilita un lugar cómodo para contemplar el cortejo, puede
aprovechar la salida de la Catedral para encontrarse con ella. Casi el mismo
consejo vale para los mayores del Amor,
aunque la entrada, ya tardía, es igualmente bella y bastante más intimista.
Anote La Cena por Gerona y Dª María
Coronel, o bajo las Setas de la Encarnación, pero habrá tanto publico que
quizás no tenga más remedio que aguardar al regreso por la plaza del Cristo de
Burgos, aunque también, a esas primeras horas de la noche, el camino de vuelta
por el Arenal de Jesús Despojado
resulta una opción a tener bien presente.
San Roque también guarda los mejores escenarios para la
noche. La gente empieza a alejarse del centro justo a la hora en la que esta
hermandad deja atrás la Alfalfa y se introduce en una laberinto de calles
estrechas –Odreros, Boteros Caballerizas- que parecen hechas a su medida. Pero
si prefiere verla bajo la luz de la tarde, debe aprovechar la amplitud de la
calle Recaredo y la Puerta Osario a la salida.
La Estrella levanta el telón en Triana. A pesar de la
anchura de San Jacinto, el Altozano y el puente, es tanta la gente que se
concentra allí a esperarla que quizás, si su tiempo lo permite, la noche se
convierta en su perfecto aliado. A esas horas La Hiniesta se mete en uno de los recorridos más bellos de los que
pueda hablarse. Desde San Pedro a San Marcos, y de ahí hasta su templo, es una
cita que debe convertir en ineludible. Si prefiere el sol de la tarde como
marco idóneo para acompañarla, vaya hasta el Pumarejo o la Alameda. Y dejamos
para el final la entrada de la Amargura, y, si se atreve, adelante su encuentro
un poco antes para verse con ella en Santa Ángela de la Cruz.
Y así señores, se vive un Domingo de Ramos aquí, en SEVILLA.
Y así señores, se vive un Domingo de Ramos aquí, en SEVILLA.