(misterio de la bofeta - hdad. del dulce nombre)
Y en presencia de anás sufrió cristo el ultraje de ser abofeteado por uno de los alguaciles. Anás esta sentado en un rico trono, ataviado con ostentosas vestiduras. A su lado, dos sanedritas escrutan con su penetrante mirada a Jesús, que se yergue ante ellos con las manos atadas a la espalda. Un sayón extiende su brazo para abofetear la mejilla del Redentor. En el frente de las andas se disponen un judío inclinado que acusa a Cristo con el dedo, y un soldado romano que porta en la diestra una lanza y en la mano contraria sujeta la soga que maniata al Señor. El pebetero en el que se quema incienso introduce un elemento ambiental que apela al sentido del olfato, tan presente en nuestros desfiles procesionales. La disposición de Cristo, de espaldas al pueblo, hoy es unica en la semana santa mayor hispalense.
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